El sensoramiento remoto con fines agrícolas ha
tomado en los últimos años un impulso y una
adopción sin precedentes entre productores y
empresas de todo el mundo. En los comienzos,
la teledetección en el sector agropecuario se limitaba a instituciones que tuvieran acceso a
imágenes satelitales, generalmente orientada
a estudios nacionales o regionales. Estos estaban, en su mayor parte, enfocados al pronóstico
de rendimientos, efectos climáticos en el sector
agropecuario (sequías, inundaciones, incendios,
heladas), regionalizaciones de cultivos y clasificaciones de suelos, entre otros. En los últimos
años, el cambio en la política de acceso (libre) a
imágenes satelitales de alta calidad y frecuencia
permitido por instituciones como NASA (National Aeronautics and Space Administration) y ESA
(European Space Agency), y por otro lado el incremento de empresas comerciales privadas que
producen sus propias imágenes de alta calidad
(1-5 m) y frecuencia (2-3 días) como WorldView2,
PLEIADES, DMC, DEIMOS, PLANET (Dove-RapidEye, ha motivado el desarrollo de diferentes plataformas web, con distintas tecnologías y productos que facilitan la observación de la tierra con
un acceso rápido y preciso a nivel de operaciones
agropecuarias.
El sensoramiento remoto utilizado en la observación de la tierra, en un sentido más amplio, está
siendo también altamente adoptado en el sector
agropecuario, motivado por la disponibilidad de
tecnologías de drones y cámaras multiespectrales
y térmicas. La variada oferta y la disminución del
precio de diferentes tipos de drones, así como la
disponibilidad de nuevas cámaras de imágenes
multiespectrales de bajo costo han permitido el
desarrollo de nuevas empresas de servicios dentro
del sector agropecuario en Uruguay y en la región.
El sensoramiento remoto pone a disposición de
los productores un grupo de herramientas que les
permiten tomar decisiones operativas en tiempo
quasi-real, día a día; ya sea evaluando la dispersión
del comportamiento de un cultivo en particular
(dimensión espacial), o evaluando de acciones pasadas (serie de imágenes, con un enfoque más forense) o realizando pronósticos del desarrollo del
cultivo en diferentes zonas ambientes (estimación
del rendimiento). Básicamente permite un monitoreo del estado pasado, actual y futuro del cultivo,
que facilita la mejora en la toma de decisiones técnicas en el manejo del mismo.
La superficie y la atmósfera terrestre emiten, absorben y reflejan radiación. La cantidad y proporción
de la radiación terrestre está directamente relacionada con la radiación solar incidente. Un ejemplo
gráfico es que cuando entramos en un cuarto oscuro
no logramos ver nada, pero si iluminamos con una
linterna se comienzan a apreciar formas, tamaños
y colores, como consecuencia de la luz que emite la
linterna, la reflexión de la luz en los objetos y nuestro ojo que está adaptado a ver dentro del espectro
de los colores visibles. El mismo efecto hace la radiación solar reflejada en la superficie terrestre (un
cultivo, por ejemplo) y las cámaras en los satélites
(imágenes). Si bien la mayor parte de imágenes satelitales disponibles registran un espectro radiométrico amplio (ej. Sentinel 2: 450-2280 nm), el espectro visible es más reducido (ej. Sentinel 2: 450-713
nm). Investigadores de muchos países han desarrollado relaciones entre la intensidad de las distintas
longitudes de onda de las bandas registradas por
los satélites para asociarlas con características de
las superficies terrestres y en particular dentro en
los cultivos.
En diferentes escalas espaciales y temporales se
han desarrollado estos índices relacionándolos
con el área foliar, el verdor de la canopia, el estado
de salud de los cultivos, el contenido de nitrógeno
u otros pigmentos asociados a estreses, la biomasa vegetal, y el estado hídrico entre otros. Si bien
es difícil reemplazar el conocimiento directo del
estado de un cultivo cuando se lo recorre a pie en
toda su extensión, el sensoramiento remoto facilita realizarlo en forma más eficiente y rápida, detectando a priori zonas de mejor o peor desarrollo
y/o cambios en el estado de un cultivo.
Una de las fortalezas más importantes del uso de
la teledetección remota en la gestión agrícola es
tener información clara del comportamiento de los
cultivos (actual y pasado) y determinar variaciones
de comportamiento en el terreno, formando así
ambientes diferenciados. Nos permite tomar decisiones cotidianas y analizar lo que ya pasó reduciendo de este modo las incertidumbres y conectando
el comportamiento del cultivo en función del ambiente climático futuro o de medidas de manejo a
realizarse. Estas señales del desarrollo del cultivo
generan mayor seguridad en las decisiones de manejo pudiendo adelantarse y corregir situaciones
desfavorables. La comparación cuantitativa de estos
índices espectrales entre años y entre fechas a partir de la emergencia nos da información clara y útil
del estado de desarrollo del cultivo que nos permite
realizar pronósticos del rendimiento futuro con una
fuerte base de la variabilidad espacial del comportamiento del cultivo.